Urbi et orbi: una oportunidad para recibir la indulgencia plenaria

La Navidad es una fecha muy especial, en el caso de la Iglesia Católica, ofrece un mensaje espiritual muy importante el “Urbi et orbi”, el cual se imparte dos veces al año: el Domingo de Pascua y el día de Navidad, 25 de diciembre, en esa oportunidad, al mediodía, desde el balcón central de la basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, el Papa en persona, se prepara para hacer oración por todos los seres humanos en el mundo, pero de manera muy particular, por aquellos que sufren y padecen problemas políticos, guerras, injusticias, dictaduras, entre otros.

El Urbi et orbi es una bendición, pero también es una visión geopolítica de los problemas de la humanidad, una oración para pedir al Altísimo que se compadezca de quienes sufren. El papa ofrece un discurso a la multitud y al mundo, con parabienes en muchos de los principales idiomas. Con la llegada del papa Francisco, los deseos son pronunciados solo en italiano, en forma única y exclusiva, rompiendo la tradición de hacerse en otros idiomas.

Esta bendición, es todo un acontecimiento en Roma, su santidad viste los ornamentos solemnes de rigor (mitra, férula, estola y capa pluvial) precedido de la cruz procesional y acompañado de cardenales-diáconos y ceremonieros.

Uno de los aspectos fundamentales de esta bendición para los fieles católicos, “es que otorga la remisión por las penas convenidas, por pecados ya perdonados, es decir, confiere una indulgencia plenaria bajo las condiciones determinadas por el Derecho Canónico (haberse confesado y comulgado, y no haber caído en pecado mortal)”.

La normativa establece que “La culpa por el pecado es redimida por el Sacramento de la Reconciliación (Confesión), de manera que la persona vuelve a estar en gracia de Dios, por lo cual se salvará, si no vuelve a caer en pecado mortal; empero, la pena debida por esos mismos pecados debe ser satisfecha, es decir, se debe reparar y compensar el desorden introducido por el pecado, lo cual se lleva a efecto por medio de la penitencia impuesta en el sacramento, por medio de otras obras buenas y, en último caso, por medio del sufrimiento del Purgatorio”.

Además, indica que “Dado que la indulgencia plenaria redime completamente esa pena debida, el fallecido sin haber caído nuevamente en pecado no ha de pasar por el purgatorio, por lo que el fiel, accede directamente al cielo. De acuerdo a las creencias de los fieles, los efectos de la bendición urbi et orbi se cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción, incluso si la recibe, en directo, a través de los medios de comunicación de masas (televisión, radio, internet, etc.)”.

El año pasado, el papa Francisco dirigió la Adoración Eucarística e impartió la bendición al mundo desde la plaza de San Pedro, la cual estaba vacía, debido a la pandemia del COVID-19. Para el 25 de diciembre los fieles esperan expectantes el anuncio del Vaticano, en torno a si será posible asistir en persona a la bendición.

Foto: Muchos católicos en el mundo esperan escuchar la palabra de Dios, adorar al Santísimo Sacramento y la Bendición Urbi et Orbi, para recibir la indulgencia plenaria. Gráfica cortesía prensa vaticana.