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Giovanni Celano: un verdadero ejemplo de la resiliencia y constancia de los ítalo-venezolanos

Giovanni Celano: un verdadero ejemplo de la resiliencia y constancia de los ítalo-venezolanos

Tras verse en aprietos por acciones de la delincuencia en su empresa familiar, Giovanni y sus hermanos no se dieron por vencidos. Ahora buscan como mantenerse, mientras esperan a que la Justicia venezolana actúe a su favor. Además, piden que el Estado italiano pueda interceder de una forma más intensa en la defensa de las inversiones de sus ciudadanos en Venezuela

La perseverancia, constancia, buena planificación y una gran dosis de optimismo es parte de lo que caracteriza a Giovanni Celano Minini, quien es el presidente de la Cámara de Empresarios de Guarenas, Guatire, Araira y Barlovento (Capmi-Plazza) y uno de los dueños de Industrias Comep C.A., especializada en maquinarias y plantas para la fabricación de bloques de concreto y productos prefabricados de cemento.

Carmelo Celano y su esposa llegaron a Venezuela a mediados de la década de 1950 a la nación sudamericana, país que abrió sus puertas a la migración europea tras la Segunda Guerra Mundial. Llegaron de Torino gracias a una transferencia del Grupo Fiat, empresa en donde trabajaba.

Después de un tiempo, tomó la decisión de iniciar Comep C.A (Construcciones Mecánicas de Precisión, compañía anónima) en 1979, a la que se sumaron de forma progresiva Giovanni y sus dos hermanos, Pablo y José en Guatire para hacer próspero el negocio familiar; una tradición de muchos europeos en su segundo hogar, Venezuela.

La oportunidad de prosperar estaba casi a la vista gracias a un programa del Ministerio de Fomento que permitía instalar industrias en zonas económicamente deprimidas, como lo era Boca de Uchire, en Anzoátegui. En ese sentido, lo que se hizo es que la planta de producción se envió a esa localidad y la parte administrativa se quedó en Miranda.

Como todo, hubo problemas al inicio de la aventura porque, luego de construir unos 2.000 metros de galpones en una parcela de 30 mil metros cuadrados a 150 kilómetros en medio de la nada, había unos incentivos que el Gobierno de entonces estaba dando y que al final no se dio.

“Logramos en poco tiempo producir maquinarias y equipos con un 85% de valor agregado nacional; con personal formado allá en Boca de Uchire. Ahí valió la experiencia y la capacidad de mi papá como profesor para formar personal y prácticamente personas analfabetas las convertíamos en operadores de máquinas, tornos, fresadora, limadoras, guillotinas y demás equipos metal mecánicos, y logramos exportar maquinaria. Ya en la década del 90  estábamos exportando al Caribe y  en Centroamérica; llegamos a exportar en Estados Unidos y prácticamente era una empresa muy exitosa, que logramos sobrevenir a la adversidad en materia empresarial”, relata.

Asevera que con Comep C.A. se logró cubrir más del 32% del mercado nacional y tenían un excedente del 35% que colocaban en exportaciones, con un valor agregado nacional superior al 85%; cifra que fue certificada por el Ministerio de Industrias.

La delincuencia lo arruinó todo

Todo marchaba sobre ruedas hasta que entre 2015 y 2016 la delincuencia en Venezuela empezó a hacer de las suyas y perjudicar la operatividad de la empresa. Al principio -según cuenta Giovanni Celano- solo fueron pequeños robos en la planta de Boca de Uchire para llevarse algunas piezas y dañaban la iluminación del lugar.

Destacó que la planta en esa zona de Anzoátegui tenía planes ambientales para procesar desechos sólidos y un plan de reforestación, que invitaba a los animales a acercarse a estos terrenos. Había palmeras, árboles de mamón y mango.

A pesar de tener estas bondades para la comunidad, los actos delictivos continuaron in crescendo hasta que, en principios de 2017, a través de una operación “sofisticada”, se robaron el banco de transformadores de la empresa. Cree que quienes cometieron este delito son personas que sabían lo que se estaban llevando, lo que provocó que las instalaciones quedaron a oscuras e indefensa.

“De ahí en adelante, pues fue un ataque prácticamente constante. Ya nosotros habíamos sufrido uno; digamos, la casa que teníamos allá en Boca de Uchire, que era la casa familiar allí, fue invadida. Actualmente permanece invadida y bueno, la fábrica tuvimos que abandonarla porque, o sea, tuvimos que retirarnos porque recibimos amenazas de muerte. Yo estaba haciendo las denuncias de rigor, prácticamente amenazado de muerte, hasta la gravedad de la situación que tuvimos que pedir protección ante la Embajada italiana y el Consulado, que nos dieron esa protección, nos dieron las ayudas necesarias; y bueno, de una vida próspera que podíamos decir completamente holgada, nos encontramos con serias dificultades económicas (…) todos ocasionados ante la inacción del Estado ante las denuncias”, rememoró.

Sobre el caso, Giovanni Celano indicó que hay dos expedientes en la Fiscalía. Uno, introducido en Anzoátegui y al ver que no ocurría nada, se pidió una fiscal nacional para que llevara el caso. Expresó que, si bien se logró esa pequeña victoria, la batalla legal continúa con un relativo apoyo de la Embajada italiana en Venezuela.

De acuerdo a las leyes venezolanos -según cuenta Celano- la empresa “está activa sin producción”. Considera que el trabajo actual puede servir de ejemplo porque, a pesar de la situación, se es constante. Explicó que uno de sus vecinos, que tenían una fábrica de arcilla, los delincuentes le dispararon y tuvo que irse del país.

Esos casos, más otros que se conocen entre los empresarios del lugar, hacen considerar a Boca de Uchire un lugar donde la iniciativa del empresario italiano ha sido “atacada con contundencia”. Pidió a las autoridades italianas que consideren ofrecer mayor protección a las inversiones de los italianos en Venezuela. “No se le está dando la defensa que merece a los ítalo-venezolanos (…) que hemos hecho grandes inversiones, comprando bienes y servicios italianos, muchos de nosotros nos encontramos en indefensión”. 

Resiliencia italiana saliendo a flote

A pesar de esta terrible situación, la familia Celano pudo sobreponerse, reinventarse y salir adelante gracias a la resiliencia de la que son ejemplo los italianos. Afirmó que usando “alternativas” y “trabajos paralelos”, generan recursos para la subsistencia mínima.

En muchos casos, la zona en la que se establece un negocio puede ser determinante para su éxito. En el caso de Guarenas-Guatire, la define como “particular” porque ahí convergen varias industrias entrelazándose varios ramos como producción de farmacéuticos, calzados, insumos para construcción, plástico, muebles, entre otras cosas, junto a la cosecha de café y cacao.

“Básicamente es un polo de atracción muy interesante para Inversión. Ahorita esta zona ya está considerada como Zona Económica Especial y yo, como presidente de Capmi-Plazza, doy fé de ese enorme potencial y bueno como un trabajo paralelo de emprendedor, hago una actividad gremial promoviendo estas actividades, sobre todo defendiendo los intereses de las inversiones italianas en el eje Guarenas-Guatire-Araira”, dijo.

Afirmó que ahora busca fortalecer los lazos con la Cámara de Comercio Venezolano-italiana para activar y fortalecer la defensa de las inversiones ítalo-venezolanas.

Para Giovanni Celano, las ZEE son “una solución para el desarrollo económico del país y comentó que elevaron propuestas a la Comisión de Economía de la Asamblea Nacional con el fin de poder “complementar” el articulado que definirá y regirá la actividad en estos espacios. En ese sentido, asegura que habrá una “cantidad de beneficios e incentivos” para los empresarios y que se logre la prosperidad.

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