Origen Di Oltre Mare
Desde la época colonial se tiene evidencia de la presencia italiana en Venezuela, Cristoforo Colombo, Américo Vespucci, son los personajes más emblemáticos, pero pudiéramos nombrar otros no tan conocidos como lo son los “constructores” Jacopo Castiglione, (fortaleza de Cumaná) y los hermanos Cristoforo y Gianbattista Antonelli (fortaleza de Araya). Desde esa época a nuestros tiempos es más que evidente lo edificado, construido o producido por los italianos.
En la guerra de Independencia (1813 – 1821) el compromiso libertario itálico resalta con la presencia de “condottieri” y “patrioti” provenientes de la península, que inspirados en la libertad y la justicia combatieron y en muchos casos murieron por Venezuela, bajo el mando del “Libertador” Simón Bolívar. Luigi Santinelli, Bartolomeo Gandulfo, Carlo Cavalli, el General Luigi Castelli, cuyos restos yacen en el Panteón Nacional, el abogado Juan German Rocío, de origen Milanés, son algunos de los más relevantes italianos que lucharon por la patria Venezuela.
Los italianos tienen una relevante presencia en la historia de Venezuela. Con aproximadamente 3 millones de descendientes entre directos y mixtos, constituyen posiblemente un 10% de la población.
Estos datos demográficos no bastan para cuantificar con precisión el verdadero impacto en el desarrollo y la productividad del país. Los italianos de hecho, conforman una de las comunidades más capaces y productivas, una verdadera columna vertebral, de la industria y la producción agropecuaria. Una fuente determinante de innovación y desarrollo del país, llevándolos a ocupar en cada ámbito de la sociedad venezolana, posiciones de relevancia y hasta de liderazgo.
Desde varias décadas “los italianos” fueron y son factor determinante en la industrialización de esta hermosa y noble tierra adoptiva. Contribuyendo en caracterizar desde cultura, lengua y tecnología hasta los gustos gastronómicos. Venezuela es el segundo país en consumo de pasta en el mundo y el “Panettone” es uno de los dulces típicos de la mesa navideña. Con orgullo pudiéramos decir que nuestros emigrantes, hicieron el país de Bolívar más latino que hispánico.
La presencia italiana en Venezuela da para escribir páginas y páginas de historias y acontecimientos, que evidencian el legado, el compromiso y el amor de los italovenezolanos por la patria adoptiva. Historias personales y colectivas, muchas desconocidas o no reconocidas, que reafirman el compromiso de estos emigrantes en la consolidación de la soberanía venezolana.
Esta influyente y productiva comunidad siempre mantuvo estrecha relación cultural, tecnológica y económica con Italia, el Made In Italy siempre prevaleció en las preferencias a la hora de requerir un valor agregado extranjero para complementar la producción nacional.
Pero… desde un tiempo para acá, el trabajo de los italovenezolanos, dejó de recibir el reconocimiento y la protección, que su legado y compromiso mereciera. Industrias, comercios, haciendas agropecuarias, bienes y raíces, viviendas y otros, consolidadas con mucho trabajo, fueron aquejadas por circunstancias de variada procedencia, ante las cuales las instituciones venezolanas y sus leyes pareciera no actuar con la contundencia que la realidad amerita.
Esta situación pareciera pasar completamente desapercibida por las autoridades italianas, las cuales vemos preocuparse por los intereses de las empresas italianas que buscan hacer negocios en Venezuela, dejando desamparados los intereses de los italianos e italovenezolanos que viven e invirtieron tiempo, trabajo y capital en Venezuela.
Ante la realidad actual, consecuencia de los acontecimientos de las 3 últimas décadas, es necesaria una efectiva, evidente y sostenible evaluación de la diplomacia italiana con respecto al estado actual de los ciudadanos italianos e italovenezolanos que hacen vida en Venezuela. Es necesario ejercer y/o intensificar los canales diplomáticos – legales “posibles” en resguardo de sus intereses personales y patrimoniales.
Los italianos que tanto dimos por Venezuela, que promovimos y fortalecimos la buena relación entre Venezuela e Italia, requerimos el apoyo y la tutela que las Constituciones de ambos países permiten y promueven.
Quizás, por lo particular y comprometida de la realidad que vivimos, pudiéramos aspirar a un Plan Mattei para Venezuela, que tan exitosamente viene promoviendo la presidente Giorgia Meloni con los países africanos, lógicamente considerando y adaptado a las particularidades de la realidad venezolana. Todo ello enfocado en el espíritu de la verdad, que se haga justicia, aplicando las leyes, promoviendo la reparación, la no repetición y la indemnización.